La
Inteligencia Emocional no solo es uno de los principales pilares del éxito sino
también de una vida plena. Sin embargo, es la gran olvidada en la educación,
tanto en los colegios como en la casa. A los niños les enseñamos los colores,
los números, las letras del abecedario… pero no les enseñan a manejar sus
emociones. No obstante, desarrollar la inteligencia emocional en los niños no
solo es una tarea relativamente fácil sino también muy beneficiosa de cara al
futuro.
Cinco
claves para potenciar la Inteligencia Emocional
1.
Etiqueta las emociones. Los niños (y
a menudo muchos adultos) se sienten inundados por las emociones pero no saben
exactamente qué están experimentando, tan solo saben que es algo muy intenso.
Sin embargo, cada emoción es diferente y es importante aprender a etiquetarlas.
De hecho, numerosos estudios han demostrado que el simple hecho de catalogar
una emoción ya nos ayuda a retomar el control. Por tanto, cuando tu pequeño
experimente determinada emoción, dile de cuál se trata. Explícale que está
alegre, enojado, triste o frustrado. Así irá reconociendo las diferentes
sensaciones vinculadas a cada emoción y poco a poco irá aprendiendo a
reconocerlas.
2.
Motívalo a expresar lo que siente con palabras. Las temidas rabietas de los niños no son sino
una forma inmadura de expresar sus deseos y emociones. Sin embargo, si le
enseñas desde pequeño a poner en palabras lo que desea, reducirás
considerablemente las posibilidades de que ocurran las rabietas. Sin duda
alguna, hablar de lo que siente es mucho mejor que romper cosas o golpear a las
personas. Obviamente, recuerda que tú eres su modelo a seguir así que también
deberás aprender a controlar tus emociones. Tómalo como un aprendizaje
conjunto.
3.
Conecta la emoción con alguna situación. Recuerda que el mundo de los niños a menudo es
caótico y no siempre son capaces de establecer relaciones causa-efecto.
Explícale que se siente triste o enfadado por algo que ha sucedido, anímale a
buscar la causa de sus emociones. Este pequeño y sencillo ejercicio de
introspección es una herramienta valiosísima que le estás dando para su vida
como adulto.
4.
Valida la emoción. La primera reacción de los
padres es decirle al niño que no pasa nada, que no debe tener miedo o que no
hay razón alguna para sentirse frustrado. Sin embargo, para desarrollar la
Inteligencia Emocional en los niños un paso clave es reconocer y vivir las
emociones. Por tanto, valida la emoción que está experimentando, lo cual
significa que debes aceptar su existencia, ponerte en el lugar del pequeño y
ser empática. De esta forma también le estarás demostrando que aceptas sus
emociones y las comprendes, un detalle sumamente valioso que fomentará la
confianza entre ambos.
5.
Ayúdale a buscar una solución. Reconocer
las emociones y aceptarlas es genial pero también es necesario hacer algo para
controlarlas. Por tanto, habla con el niño y pregúntale qué quiere hacer para
sentirse mejor. A menudo los padres son los que proponen las soluciones pero se
asombrarían al descubrir que muchos niños ya saben qué pueden hacer para
combatir esas emociones negativas. A veces es suficiente con dar un paseo,
cambiar de actividad o simplemente tomarlo en brazos y cantarle una canción o
leerle un cuento.